Durante los últimos meses, abrir LinkedIn equivale muchos días a entrar en un bullicioso mercado con el reclamo constante de gritos solapados de mensajes de apremio a la compra de una única mercancía: Transformación. Cambio a granel, adaptación al kilo, reinvención en packs, transformación por piezas, redescubrimiento por lotes.
Todos los productos se exhiben combinados con prometedores reclamos de oportunidad, de emoción, de sueño.
El matiz de la elección separa lo excitante de lo traumático, lo proactivo de lo reactivo. En un contexto de crecimiento, el cambio elegido es reto, es elección y es apuesta. Pero el telón de la actualidad empuja a un cambio obligado a millones de personas y deja de ser sexy.
Por esta razón, todos lo profesionales que nos dedicamos a la formación de habilidades que dinamizan el talento natural de las personas, debemos extremar la empatía y la esencia verdadera de nuestra labor. De lo contrario, es muy fácil que pase por oportunismo.
Cuando el paso es obligado, la elección personal positiva se convierte en la manera que quieren afrontar el desafío. Introduciendo el matiz de la elección, vuelve a ser emocionante y dejamos que nazca la motivación a lograrlo.
¿Qué vas a hacer con el desafío?